lunes, 28 de abril de 2014

CONSAGRACIÓN DE LOS HIJOS AL SANTO ÁNGEL DE LA GUARDA


 
 
 
Ángel del Señor,
a quien su bondad confió
el cuidado de este tierno niño, hijo mio.
 
Tú sabes cuántos peligros
amenazan su inocencia,
cuántos enemigos se han de conjurar
para impedir su eterna salvación.
 
Yo también debo velar sobre ellos;
pero lo que para mí es tan dificultoso,
para ti es más llano y hacedero.
 
He aquí porque hoy vengo
a consagrarte este hijo mio
y entregarlo a tu solícita custodia.
 
Ampárale, ángel celestial,
preserva su inocencia
del hálito emponzoñado de este mundo.
 
Arranca de su tierno corazón
toda mala semilla,
guia sus pasos en el sendero de la salvación,
sé su escudo y defensas
contra las asechanzas de sus enemigos,
sugiérele constantemente
buenos pensamientos y santos afectos,
para que santificándose en esta vida,
le puedas presentar en la celestial Jerusalem.

Así Sea.



 

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