San Miguel Arcángel,
asistente celestial
en todas las necesidades y peligros,
ayúdame a preservar y guardar
nuestras almas y cuerpo de todos los males,
en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo,
de la Preciosísima Sangre,
de la Virgen Purísima e Inmaculada.
Amén.