¿Quién eres tú, ángel puro?
Eres estrella brillante,
un amigo inseparable,
con un corazón de fuego
y un alma de amor vibrante.
Eres centella celeste,
destello del Dios viviente,
lucero de amor divino,
de una belleza esplendente.
Eres pureza y amor,
paz y alegría del alma,
con la sonrisa en los labios
y ternura en tu mirada.
Eres guardián y custodio,
guía de Dios, mensajero,
compañero de camino,
mi defensor permanente.
A ti, ángel de mi guarda,
quiero cantar con mi vida
una canción de alegría
y decirte:
Muchas gracias.