Son los ángeles enviados por
Dios para misiones de una especial importancia. En la
Biblia sólo se habla de tres: Miguel, Gabriel y Rafael.
¿Cuántos pertenecen a este coro? ¿Podrían ser millones como en otros coros? No sabemos. Algunos dicen que sólo son siete. Así lo dice el mismo arcángel san Rafael:
"Yo soy Rafael, uno de los siete santos ángeles, que presentan las oraciones de los justos y tienen entrada ante la majestad del Señor" (Tob 12, 15).
Algunos autores los ven también en el Apocalipsis, donde se dice:
"A vosotros sean la gracia y la paz de parte del que era y del que viene y de los siete espíritus que están delante de su trono" (Ap 1, 4).
"Vi siete ángeles que estaban de pie delante de Dios y a los cuales les fueron dadas siete trompetas" (Ap 8, 2).
¿Cuántos pertenecen a este coro? ¿Podrían ser millones como en otros coros? No sabemos. Algunos dicen que sólo son siete. Así lo dice el mismo arcángel san Rafael:
"Yo soy Rafael, uno de los siete santos ángeles, que presentan las oraciones de los justos y tienen entrada ante la majestad del Señor" (Tob 12, 15).
Algunos autores los ven también en el Apocalipsis, donde se dice:
"A vosotros sean la gracia y la paz de parte del que era y del que viene y de los siete espíritus que están delante de su trono" (Ap 1, 4).
"Vi siete ángeles que estaban de pie delante de Dios y a los cuales les fueron dadas siete trompetas" (Ap 8, 2).
En 1561 el Papa Pío IV
consagró la iglesia, construida en el local del salón de las Termas
del emperador Diocleciano, a Santa María y a los siete
arcángeles. Es la iglesia de Santa María de los ángeles.
Pero ¿cuáles son los nombres
de los cuatro arcángeles desconocidos? Hay diferentes
versiones. La beata Ana Catalina Emmerick habla de los cuatro
ángeles alados que distribuyen las gracias divinas y que serían
arcángeles y los llama: Rafiel, Etofiel, Salatiel y Emmanuel. Pero lo
de menos es el nombre concreto. Lo importante es saber que hay
ángeles especiales del coro de los arcángeles que están siempre
ante el trono de Dios, presentando nuestras oraciones ante Él y a
quienes Dios encomienda misiones especiales.
La mística austriaca María
Simma nos dice:
"En la Escritura se habla de siete arcángeles de los cuales los más conocidos son Miguel, Gabriel y Rafael. San Gabriel está vestido como un sacerdote y ayuda especialmente a quien invoca mucho al Espíritu Santo. Es el ángel de la Verdad y ningún sacerdote debería dejar pasar un solo día sin pedir su ayuda.
"En la Escritura se habla de siete arcángeles de los cuales los más conocidos son Miguel, Gabriel y Rafael. San Gabriel está vestido como un sacerdote y ayuda especialmente a quien invoca mucho al Espíritu Santo. Es el ángel de la Verdad y ningún sacerdote debería dejar pasar un solo día sin pedir su ayuda.
Rafael es el ángel de la
curación. Ayuda especialmente a los sacerdotes que confiesan
mucho y a los mismos penitentes. También las personas
casadas deberían acordarse de san Rafael.
El arcángel san Miguel es el
ángel más fuerte contra toda clase de mal. Debemos
pedirle frecuentemente que nos proteja, no sólo a nosotros, sino
también a todos los miembros vivos y difuntos de nuestra familia.
San Miguel va frecuentemente
al purgatorio a consolar a las almas benditas y acompaña allí
a María, especialmente, en las fiestas más importantes de la
Virgen.
Algunos autores consideran que
los arcángeles son los ángeles de mayor jerarquía, de
un orden superior. A este respecto, el gran místico francés padre
Lamy (1853-1931), quien veía a los ángeles y, especialmente, a su
protector el arcángel san Gabriel, afirma que Lucifer fue un
arcángel caído. Dice:
"No podemos imaginar el inmenso poder de un arcángel. La naturaleza de estos espíritus, aunque estén condenados, es muy notable…
Un día insulté a Satanás, diciéndole “Sucia bestia”, pero san Gabriel me dijo: “No olvides que es un arcángel caído. Es como un hijo de una familia muy noble caído por sus vicios. Él no es respetable por sí mismo, pero hay que respetar a su familia en él. Si se responde a sus insultos con insultos es como una guerra entre gente baja. Hay que atacarlo con la oración”.
"No podemos imaginar el inmenso poder de un arcángel. La naturaleza de estos espíritus, aunque estén condenados, es muy notable…
Un día insulté a Satanás, diciéndole “Sucia bestia”, pero san Gabriel me dijo: “No olvides que es un arcángel caído. Es como un hijo de una familia muy noble caído por sus vicios. Él no es respetable por sí mismo, pero hay que respetar a su familia en él. Si se responde a sus insultos con insultos es como una guerra entre gente baja. Hay que atacarlo con la oración”.
Según el padre Lamy, Lucifer o
Satanás es un arcángel caído, pero de una categoría y de un
poder superior a los demás ángeles.