Glorioso Príncipe,
San Miguel Arcángel, y
o, tu humilde siervo te saludo por intermedio
del Sacratísimo Corazón de nuestro Señor Jesucristo,
te ofrezco mi amor por el aumento de tu alegría,
de tu fortaleza y de tu gloria.
Doy gracias a Dios por las bendiciones
que Él trae para ti y con el que quiere honrarte
y exaltarte a ti por encima de todos los otros ángeles.
Yo especialmente me encomiendo a tu cuidado
en la vida y en la muerte.
Quédate junto a mí, ahora y siempre,
sobre todo al final de mi vida.
Tuviste la amabilidad de la consolarme,
fortalecerme y protegerme.
Obtuviste para mí un aumento en la fe,
en la esperanza y en la caridad.
No permitas que me aparte de la fe,
ni que caiga en la trampa de la desesperación,
ni dar por sentado las buenas obras que realizo
y pensar que siempre me encuentro
en medio de la gracia de Dios.
Obtenen para mí el perdón de mis pecados,
la humildad, la paciencia y otras virtudes,
la perseverancia en el bien verdadero,
y la gracia final que me puede dar la gloria a Dios.
Amén.