Ángel santo, que velas
por mi pobre alma y por mi vida,
no me dejes, no me desampares
a causa de mis manchas.
No dejes que se me acerque el mal espíritu.
Dirígeme hacia el bien preservando
mi cuerpo mortal y condúceme
hacia el camino de la salvación.
Al final de mi camino,
que sea tu mano la que me agarre
hasta el encuentro con Dios
y que a la hora de dar cuentas
de mi vida, de mis errores, de mis aciertos...
seas el apoyo, el fiel compañero
el compañero que a mi lado esté.
Al final de mi camino,
que sea tu mano la que me agarre
hasta el encuentro con Dios
y que a la hora de dar cuentas
de mi vida, de mis errores, de mis aciertos...
seas el apoyo, el fiel compañero
el compañero que a mi lado esté.
Amén.