En las sombras de la noche,
me defiendes del demonio,
tendiendo sobre mi pecho
tus alas de nácar y oro.
Ángel de Dios,
que yo escuche tu mensaje y que lo siga,
que vaya siempre contigo hacia Dios,
Testigo de lo invisible,
presencia del cielo amiga,
gracias por tu fiel custodia,
gracias por tu compañía.
En presencia de los Ángeles,
suba al cielo nuestro canto:
gloria al Padre,
gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo.
Amén.