Ángel de la guarda
a quien la Divina Providencia
ha confiado mi alma,
para progresar
en el camino de la santidad,
protégeme de todo Mal y de todo pecado.
Yo te alabo y te doy gracias
porque tú te consagras enteramente
a la adoración y a la alabanza
de Dios, fuente de todo amor.
Yo te alabo y te amo,
porque tú has rehusado, en tu libertad,
el seguir a los ángeles sublevados,
para adorar y servir para siempre
a nuestro querido Creador,
el Dios trinitario
al cual, yo también, consagro mi vida,
y que a tu lado,
yo adoraré y contemplaré cara a Cara.